La calle Iparraguirre cuenta con una nueva instalación lumínica
Bilbao estrena una nueva instalación lumínica del artista Olafur Eliasson ubicada de manera permanente en la calle Iparraguirre. La obra consta de siete elementos romboidales de acero y vidrio situados directamente bajo el pavimento entre la plaza San José y el Museo Guggenheim Bilbao, sorprendiendo a los viandantes con una visión evocadora de un mundo caleidoscópico bajo sus pies.
Eliasson es conocido por el público bilbaíno gracias a la retrospectiva 'En la vida real' que el Museo Guggenheim Bilbao le dedicó hace tres años. En esta nueva obra de ubicación específica titulada Beneath Bilbao, the curious planet, el artista danés-islandés invita al público a detenerse y observar desde una perspectiva nueva.
Las piezas
“Estas piezas realizadas con espejos están insertadas en el pavimento a modo de piedras preciosas que debes descubrir. A medida que recorres el trayecto entre una y otra, puedes notar que aminoras la velocidad. Desacelerar significa estar presente en el mundo, en conexión con la tierra”, afirma Olafur Eliasson. “Las cámaras subterráneas de espejos ofrecen un instante de reflexión en el que disfrutar de una visión caleidoscópica de materiales extraordinarios -materiales que constituyen los fundamentos elementales de la ciudad- y tomar conciencia de nuestra presencia en la Tierra, aquí y ahora”.
Al mirar a través de cada ventana practicada en el suelo, los viandantes verán una forma sugerente, geométrica y orgánica a un tiempo, con una textura mineral, así como los bordes nítidos y precisos de un poliedro. Las formas son en realidad ilusiones generadas por los caleidoscopios construidos con espejos en forma de trapecio que confluyen en un punto.
En la obra son fundamentales, además, siete minerales y rocas de Bizkaia seleccionados por su importancia dentro de la historia de nuestra industria y la minería; concretamente se trata de calcita, limonita, goethita, siderita, basalto, arenisca y caliza. Cada mineral o roca que se refleja en los espejos de cada caleidoscopio genera unas formas geométricas llenas de texturas y colores que son diferentes en cada uno de los emplazamientos.
Al caer la noche, los caleidoscopios iluminan la calle desde abajo, generando una atmósfera singular y onírica.