El Athletic se hace con la Copa en una final que mantuvo en vilo a la afición
El pasado sábado 6 de abril el Estadio de La Cartuja de Sevilla se convirtió en un escenario de pasiones. El Athletic Club de Bilbao y el RCD Mallorca se enfrentaron en la final de la Copa del Rey en un emocionante duelo. El partido fue intenso desde el pitido inicial. El Athletic buscaba su 25º título en la Copa del Rey, mientras que el Mallorca anhelaba su segunda victoria en este torneo.
El primer gol llegó en el minuto 32. Dani Rodríguez, se adelantó al equipo rmallorquín marcando un gol que sumió a todos los athleticzales en un silencio absoluto, roto solo por los vítores de la afición del Mallorca. Pero los leones no se amedrentaron y en el minuto 49, Sancet, con la asistencia de Nico Williams, marcó el gol del empate. El estadio rugió pero el marcador se mantuvo igualado durante los 90 minutos reglamentarios. La prórroga fue un desgaste físico y mental. Los hinchas, tanto del Athletic como del Mallorca, se mordían las uñas a la espera de lo que pudiera pasar.
Y entonces llegó la tanda de penaltis. El estadio se convirtió en un hervidero de emociones, en el que Agirrezabala, se hizo protagonista. Ninguno de los leones Raúl García, Muniain, Vesga... falló y el guardameta zurigorri detuvo un disparo y otro se marcó alto. Cuando Berenguer consiguió encajar el 4º gol, la afición estalló en júbilo y el Athletic se coronaba campeón de Copa.
Las calles de Sevilla, Bilbao y todos los rincones de Bizkaia se inundaron de alegría. Los aficionados, con lágrimas en los ojos, coreaban el himno del Athletic. Para ellos, este título es más que un trofeo. Es la recompensa a décadas de fidelidad, a la pasión inquebrantable por los colores del equipo. El Athletic Club ha vuelto a escribir su leyenda en una final inolvidable que quedará grabada en la historia del fútbol. ¡Zorionak, Athletic!